miércoles, 16 de julio de 2008

Plano detalle.

Pueden verse los pisos, lustrosos. La unión de cada mármol.

Las vetas, hasta sentir la textura.

El brillo impecable, infinito. Su color ocre y el aroma limpio.

Los pies, caminan de derecha a izquierda. De izquierda a derecha.

Zapatos negros de charol, sandalias de pulcro brillo, algunos acordonados, otros con abrojos. Zapatos tristes, caminantes de funeral.

Surge el señor de las zapatillas rojas.

Que distinto, que miedo me da.

Puedo ver sus medias blancas desgastadas. El caminar del rojizo caballero retumba los oídos, vibran las paredes, el añejo reloj se va a caer, se derrumba la estación.

Vuelan las esquirlas, aquel calzado colorado, avergonzado se clava en la tierra, suelo de humanidad.

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